El PSOE entra en pánico tras los audios: «Nadie nos puede asegurar que todo lo que hemos sabido, vergonzoso, cutre y asqueroso, es lo único que hay»

<p class=»ue-c-article__paragraph»>«Estamos en shock, tristes, es insólito ese personaje sentado en el Parlamento leyendo los quinientos folios sin inmutarse. Es verdad que su cara nunca ha dicho nada, tenía la misma cara siempre». La presidenta del <a href=»https://www.elmundo.es/e/ps/psoe-partido-socialista-obrero-espanol.html»>PSOE</a> de Madrid, <strong>Paquita Sauquillo</strong>, se mostró desolada con <strong>Santos Cerdán</strong> durante una concentración para protestar contra el genocidio en Palestina. El descubrimiento del comportamiento corrupto del ex secretario de Organización socialista dibuja un perfil parecido a los grandes impostores que en la Historia han sido. El último impostor de gran éxito literario y cinematográfico es <strong>Enric Marco</strong>, que durante 30 años se hizo pasar por superviviente de un campo de exterminio nazi. Cuando fue desenmascarado tardó meses en reconocer que era un impostor.</p>

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 Santos Cerdán es el segundo secretario de Organización de Pedro Sánchez que dimite por la corrupción, tras el informe de la UCO con las grabaciones de Koldo. Se trata de un descalabro para el partido  

«Estamos en shock, tristes, es insólito ese personaje sentado en el Parlamento leyendo los quinientos folios sin inmutarse. Es verdad que su cara nunca ha dicho nada, tenía la misma cara siempre». La presidenta del PSOE de Madrid, Paquita Sauquillo, se mostró desolada con Santos Cerdán durante una concentración para protestar contra el genocidio en Palestina. El descubrimiento del comportamiento corrupto del ex secretario de Organización socialista dibuja un perfil parecido a los grandes impostores que en la Historia han sido. El último impostor de gran éxito literario y cinematográfico es Enric Marco, que durante 30 años se hizo pasar por superviviente de un campo de exterminio nazi. Cuando fue desenmascarado tardó meses en reconocer que era un impostor.

«Con ese aspecto de bonachón, aún no lo podemos creer». «Santos siempre nos pareció buena gente, muy callado, puede que hasta rudo de vez en cuando, pero buena persona». «Nos ha tomado el pelo y sigue diciendo que el de las grabaciones no es él». Marco mentía porque así «la gente» le escuchaba con más atención. Cerdán presumía de su poder en la sombra.

Los dirigentes, cuadros medios y militantes del PSOE están devastados, mudos y presos del pánico. Tanto por lo que ya han visto y oído, como por lo que pueda estar por llegar. «Nadie nos puede asegurar que todo lo que hemos sabido, vergonzoso, cutre y asqueroso, es lo único que hay. No sabemos si habrá más cosas. De ahí la dificultad de hallar una salida adecuada a la situación más difícil para Pedro Sánchez desde que ganó las primarias», aseguran fuentes socialistas.

Lo sucedido el jueves más negro de la historia reciente del PSOE fue un antes y un después, según asume todo el partido. También hay una coincidencia en que esta dramática encrucijada no se resuelve únicamente nombrando a un nuevo secretario de Organización limpio como la patena. Son varios los dirigentes socialistas que señalan que el vaciamiento del partido en favor del Gobierno fue un error y que la política de nombramientos de Sánchez ha sido equivocada. El ejemplo más obvio es el de una vicesecretaria general, cargo orgánico superior al secretario de Organización, que no puede ejercer como tal porque es ministra de Hacienda, vicepresidenta y ahora líder del PSOE andaluz.

Después de comparecer ante los ciudadanos simbólicamente cubierto de ceniza para pedir perdón por haber confiado en Cerdán, el presidente del Gobierno se ha retirado al desierto para reflexionar sobre cuál puede ser el camino de salida de su laberinto. El concurso de ideas que tiene sobre su mesa es amplio y variado. Desde dimitir para asumir la responsabilidad política de nombrar y sostener a dos secretarios de Organización que chapoteaban en la corrupción, hasta presentar una cuestión de confianza para que los socios le ratifiquen como presidente, o convocar un Congreso para elegir a su sucesor, como ha propuesto el alcalde de Mérida. «Ninguna salida es buena», señala un alto cargo.

Los dirigentes socialistas, incluso los más próximos a Sánchez, asumen que es la credibilidad del presidente la que está dañada. Y reconocen la dificultad de convencer a los ciudadanos de que ni el presidente ni nadie conocían nada de las andanzas de Cerdán, Ábalos y Koldo, que nadie les permitió hacer lo que hacía, y que nadie alertó a la superioridad de estos comportamientos. «Aunque sea verdad, es difícil que la gente pueda creerlo», señalan fuentes socialistas.

La dimisión no es una opción muy bien vista internamente. «Dimitir sería tanto como reconocer su responsabilidad en la corrupción, así sería considerado por todos, como una asunción de culpabilidad, y aceptar que tu periodo de Gobierno ha sido una farsa. Llegamos al Gobierno por la denuncia de la corrupción del PP, no es lógico que ahora tire la toalla de esta forma», señalan en el Ejecutivo.

La hipótesis de una cuestión de confianza tiene partidarios. Odón Elorza la ha planteado en público. En este caso, la pelota estaría en el tejado de los socios de investidura. Aunque la decisión tiene sus riesgos, en principio Sánchez sí tendría opciones de mantener los apoyos para seguir gobernando. La convocatoria electoral parece, de momento, lo más improbable.

Nadie descarta ninguna posibilidad, por disruptiva que parezca, para hacer frente a unas circunstancias que han hecho descarrilar por completo el debate político español y el relato del Gobierno de coalición.

Hace un mes, la ex militante Leire Díez desató una tormenta que ahora se ve como una nadería. Ofrecía tratos de favor a presuntos delincuentes a cambio de trapos sucios para desprestigiar a la UCO. Algunos ministros socialistas alimentaron dudas acerca de la limpieza de la actuación de esta unidad de la Guardia Civil. Era una conspiración de algunos agentes contra Sánchez. Esa línea de defensa ha quedado en entredicho.

Josep Borrell, hasta hace poco alto representante para Asuntos Exteriores de la UE, participó ayer junto a la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, y otros dirigentes socialistas en la concentración de Madrid para reclamar la paz en Gaza. También asistieron algunos dirigentes de Sumar. El acto fue convocado por la plataforma Parar la guerra.es y reunió a personalidades de la cultura. Se rindió asimismo un homenaje a los 240 periodistas que han perdido la vida en los bombardeos del ejército israelí. A la convocatoria se sumó en las redes sociales el presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, que pidió redoblar la presión política y moral para gritar en favor de la paz. Borrell llamó a salir a la calle en defensa de un pueblo que está siendo exterminado y señaló que Europa no está a la altura, aunque sí el Gobierno español. El portavoz de la plataforma convocante, Joanen Cunyat, defendió la protesta como una posición ética ante el terror.

 España

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