<p class=»ue-c-article__paragraph»>El <strong>PSOE-A</strong> andaluz ha sido en los últimos meses una olla a presión, y antes de que estallara de forma incontrolada, los dirigentes provinciales se han conjurado para evitar una guerra interna a cambio de aceptar <strong>una renovación parcial y en diferido del liderazgo</strong>. Es decir, el mensaje que se está trasladando a las bases es que lo que se elige en el <a href=»https://www.elmundo.es/andalucia/2024/12/20/6765660ae85ece19718b457d.html»>congreso de finales de febrero </a>es un secretario general y no, necesariamente, al próximo candidato o candidata a la Junta de Andalucía. Esa otra elección se podría resolver más adelante, con la esperanza puesta en que dé el paso la actual vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, <a href=»https://www.elmundo.es/e/ma/maria-jesus-montero.html»>María Jesús Montero, </a>el único nombre que garantiza el apoyo unánime del partido y el único que hipotéticamente podría movilizar a una militancia hoy desmotivada.</p>
El partido da por hecho que Juan Espadas no se presentará a la reelección e impulsa como secretario general a Juan Francisco Serrano, hombre de Ferraz
El PSOE-A andaluz ha sido en los últimos meses una olla a presión, y antes de que estallara de forma incontrolada, los dirigentes provinciales se han conjurado para evitar una guerra interna a cambio de aceptar una renovación parcial y en diferido del liderazgo. Es decir, el mensaje que se está trasladando a las bases es que lo que se elige en el congreso de finales de febrero es un secretario general y no, necesariamente, al próximo candidato o
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