Los audios del «jefe» de la trama arrasan con toda una era de historia del PSOE: del Pepiño «pide de todo» a un «recado» a Óscar López

<p class=»ue-c-article__paragraph»>El informe de la <a href=»https://www.elmundo.es/e/uc/uco.html»>Unidad Central Operativa</a> (UCO) de la <a href=»https://www.elmundo.es/e/gu/guardia-civil.html»>Guardia Civil</a> es una radiografía de la sala de máquinas de <strong>Ferraz</strong> con <a href=»https://www.elmundo.es/e/pe/pedro-sanchez.html»>Pedro Sánchez</a> al frente del partido. Ninguno de los <a href=»https://www.elmundo.es/e/ps/psoe-partido-socialista-obrero-espanol.html»><i>PSOEs</i></a> que ha encabezado el hoy presidente del Gobierno se salva de la mención en el documento. Sin importar la fecha en que acompañaran a Sánchez, muchos de quienes fueron sus cerebros en la sombra quedan ahora tocados. Salpicados tanto los que crecieron políticamente a su lado como los que fueron un fichaje. El rastro de corrupción durante sus años de liderazgo es tal que se extiende incluso a referentes del partido antes de su llegada, pero emparentados en su filosofía, esos que componían el núcleo duro de la persona que hoy puede salvar la legislatura: <a href=»https://www.elmundo.es/e/jo/jose-luis-rodriguez-zapatero.html»>José Luis Rodríguez Zapatero</a>. <a href=»https://www.elmundo.es/espana/santos-cerdan.html»>Con Santos Cerdán</a> caído, el ex presidente se queda solo para negociar con <a href=»https://www.elmundo.es/e/ca/carles-puigdemont.html»>Puigdemont</a>. Su <i>mano derecha</i>, <strong>Pepiño Blanco</strong>, también emerge en los audios.</p>

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 La estirpe que une a Zapatero con Sánchez se ve manchada. La UCO retrata un sistema «criminal» sostenido desde los amaños en las primarias a las «mordidas» en Moncloa  

El informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil es una radiografía de la sala de máquinas de Ferraz con Pedro Sánchez al frente del partido. Ninguno de los PSOEs que ha encabezado el hoy presidente del Gobierno se salva de la mención en el documento. Sin importar la fecha en que acompañaran a Sánchez, muchos de quienes fueron sus cerebros en la sombra quedan ahora tocados. Salpicados tanto los que crecieron políticamente a su lado como los que fueron un fichaje. El rastro de corrupción durante sus años de liderazgo es tal que se extiende incluso a referentes del partido antes de su llegada, pero emparentados en su filosofía, esos que componían el núcleo duro de la persona que hoy puede salvar la legislatura: José Luis Rodríguez Zapatero. Con Santos Cerdán caído, el ex presidente se queda solo para negociar con Puigdemont. Su mano derecha, Pepiño Blanco, también emerge en los audios.

La investigación que la UCO inició por una sospecha de adjudicaciones de obras públicas aflora en un informe de 490 páginas que detalla un sistema «criminal» en el corazón de Ferraz. Una red de favores que recorre las entrañas socialistas desde la llegada de Sánchez y que involucra a iconos de dos décadas del PSOE más contracultural, ese que tensionó las costuras internas del partido y se lanzó al revisionismo programático.

El reguero de cloacas que describe la UCO se remonta al aterrizaje de Sánchez en la cúpula del partido. El 13 de julio de 2014, los socialistas celebraron por primera vez unas primarias en las que era la militancia quien elegía directamente al líder de la formación. Poco antes de que cerraran las urnas, Santos Cerdán -era diputado en el Parlamento de Navarra– envió un mensaje a Koldo García -entonces, ajeno al PSOE-: «Cuando termine apuntas como que han votado esos dos que te faltan sin que te vea nadie y metes las dos papeletas». Sánchez, en su comparecencia del pasado jueves, trató de restarle importancia: defendió que ganó aquellas primarias por «más de 17.000 votos» y que la «limpieza» del proceso fue «total». Pero aquel amaño de papeletas -Koldo, con su «ya está», confirmó que se consumó- deja su mancha en el primer PSOE de Sánchez.

En 2014, en su debut en Ferraz, el hoy presidente del Gobierno no se olvidó de quienes habían crecido con él y, así, hizo hueco a los hombres de José Blanco, «Pepiño». Este, en su etapa como secretario de Organización del partido -con Zapatero-, había apadrinado al trío de treintañeros que componían Sánchez, Óscar López y Antonio Hernando. Cuando el primero tomó las riendas del PSOE en 2014, puso al segundo en la portavocía del Senado -a costa de apartarle de la Secretaría de Organización- y, al tercero, en la del Congreso. Hoy, ninguno de esos hombres de Pepiño escapa de ver su nombre en el informe de la UCO. Ni siquiera el propio José Blanco, número tres del PSOE de Zapatero.

Las caras nuevas que trajo consigo Sánchez cuando reconquistó Ferraz en las primarias de 2017 -había dimitido de la Secretaría General en octubre de 2016- quedan aún más señaladas que sus predecesores en la investigación de la UCO. El hoy presidente del Gobierno desterró a los hombres de Pepiño y, entonces sí, situó a José Luis Ábalos y Santos Cerdán en la primera línea socialista -los nombró secretario de Organización y de Coordinación Territorial, respectivamente-. Ellos, junto a Koldo García, le habían acompañado en la gira por las federaciones que le devolvió el apoyo de la militancia. Su desembarco en Ferraz supuso también que los negocios ilícitos que venían urdiendo Koldo y Cerdán en Navarra escalaran a la dirección nacional del partido. Y, después, a La Moncloa. Sánchez dio a Ábalos el Ministerio de Transportes, el vehículo para canalizar mordidas y enchufes. Apenas una semana después de la designación de Ábalos, Koldo y Cerdán ya hablaban sobre influir en los nombramientos efectuados desde esa cartera.

Luego llegarían las adjudicaciones irregulares. «Sevilla», «Logroño» y «Barcelona» eran los nombres con los que el presunto triángulo corrupto se refería a las obras públicas cuya concesión querían otorgar a dedo. Las conversaciones que delatan las maniobras ilícitas en el seno del Ministerio siguieron incluso con el Gobierno en funciones. Y, tras ellas, llegó la hora de hablar del reparto de comisiones. «Necesito algo de dinero, jefe», le dijo Koldo a Cerdán. «Tienen que quedar de allí, eran 50 [para Ábalos] y 10 para ti», contestó el recién dimitido número tres del PSOE.

Con la formación de un nuevo Gobierno en 2020, la dinámica se repitió. Maniobras para que sus afines en empresas públicas «ascendieran», más conversaciones sobre adjudicaciones y, sobre todo, nuevos diálogos para repartir las mordidas. Uno, en 2021, se produjo a tres bandas: Koldo, Cerdán y Ábalos, unos meses antes de la destitución de este último.

La crisis de Gobierno más sonada de Sánchez llegó en julio de 2021. Siete ministros salieron de La Moncloa, el de Transportes entre ellos. Y, con él, Koldo García. La incógnita sobre si el jefe del Ejecutivo sabía entonces de las maniobras ilícitas que llevaban años cometiendo aún sobrevuela aquella destitución. El cambio de caras en el Gobierno se extendió también a la sala de máquinas: Sánchez prescindió del jefe de Gabinete que le había acompañado desde el inicio, Iván Redondo, y recuperó en su lugar al hoy ministro Óscar López. Y, así, volvió a rodearse de los hombres de Pepiño, pues Hernando entraría meses después en el gabinete de Presidencia. El jefe del Ejecutivo abrió así una nueva etapa, con nombres antes desplazados para construir un PSOE que pasara página de Ábalos. A este lo destronó también de la Secretaría de Organización del partido, pero esta fue para Cerdán, con lo que el rastro de corrupción no se descolgó del todo. Prueba de ello es la conversación de Koldo y Ábalos en noviembre de 2023 en la que el primero pedía al ex ministro que hablara con Cerdán para convencer a Óscar Puente -titular de Transportes- de unos negocios.

Hay un último diálogo que termina de echar por tierra 20 años de historia del PSOE. Cuando Cerdán ya sabía que estaban investigando a Koldo -«me avisaron de que te iban a imputar por la Guardia Civil»-, en diciembre de 2023, ambos mantuvieron una conversación en la que salieron a florecer los nombres de todos aquellos a los que el ex asesor ministerial había enviado «recados» o, al contrario, le habían pedido algún favor. Más allá de Ábalos, saltan a la palestra aquí los hombres de Pepiño, que acompañaron a Sánchez en su primer PSOE y en 2023 formaban parte de su núcleo duro en La Moncloa. «Yo estuve […] quien estuvo hablando con el presidente… cuando tuve […] le mandé el recado con un par de personas. Llegó a Óscar López y Antonio Hernando», dijo Koldo a Cerdán.

Y, en esa misma conversación, aparecen otras figuras históricas del PSOE que extienden el reguero de corrupción a dirigentes más allá de la era Sánchez. «A mí me han venido […] que he ayudado […] Pepe Bono, Pepe Blanco, que han venido a pedirme de todo». Bono, rival de Zapatero por liderar del partido y luego su ministro, y Blanco, secretario de Organización del PSOE con ese último y padrino de la cúpula de hoy, también tenía conexión con los bajos fondos. Y, con ellos, Zapatero, que lejos de ser hoy la vieja guardia socialista, es la piedra angular que hace viable la legislatura. El Gobierno actual no se entiende sin Sánchez, ni sin Zapatero en su conexión con Waterloo, y estos no son nadie sin quienes les rodearon en lo más alto. Hoy, la mayoría, salpicados.

Se han recreado en formato de intercambio de mensajes tanto los chats que el informe de la UCO recoge a partir de whatsapps como los que resultan de la transcripción de conversaciones grabadas por Koldo García.

 España

By info@cadizvibrante.com

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