La artista gaditana ofrecerá en el Teatro Falla de Cádiz desde el próximo jueves, 12 de diciembre, cuatro funciones de su espectáculo ‘Vuela’, en el que rinde homenaje al genio Paco de Lucía
Sara Baras recibe el Premio Joly y entrega su corazón La artista gaditana ofrecerá en el Teatro Falla de Cádiz desde el próximo jueves, 12 de diciembre, cuatro funciones de su espectáculo ‘Vuela’, en el que rinde homenaje al genio Paco de Lucía
Sara Baras recibe el Premio Joly y entrega su corazón
En apenas unos días, Sara Baras y su compañía se reencontrará con el público de Cádiz. El Gran Teatro Falla acogerá, del jueves 12 al domingo 15 de diciembre, cuatro funciones de su último espectáculo, de su último y enésimo éxito: Vuela, la obra en la que rinde sincero homenaje al genio Paco de Lucía y con la que, de paso, recuerda los 25 años de creación de una compañía, la propia, con la que Sara Baras ha logrado volar muy alto en el mundo del baile flamenco sin apenas despegar los pies del suelo.
Pregunta.–Otra vez en Cádiz, otra vez en el Falla. Es evidente que es una cita especial y distinta para Sara Baras.
Respuesta.–Hombre, por supuesto que es muy especial. Es volver a casa y, encima, ya de por sí el Falla y el público gaditano son especiales.
P.–¿Hay quizás más motivación?
R.–A ver, la gira de Vuela está siendo increíble. Desde que estrenamos en el Teatro Real de Madrid no hemos parado, vamos a hacer en un año cien funciones. Pero es que cuando estamos haciendo el calendario de toda la gira, el equipo siempre pregunta cuándo toca Cádiz (ríe). Claro que motiva; es un regalazo volver.
P.–Y eso se contagia al equipo de la compañía.
R.–Es cada vez hay más gente de Cádiz en la compañía. Lo hablaba con Keko Baldeomero, con May Fernández… La mitad de la compañía es gaditana y estamos todos con una ilusión tremenda.
P.–Y, además, el leitmotiv de ‘Vuela’ es de la tierra, es gaditano: Paco de Lucía. ¿Vuelve Sara Baras a algo o alguien con este espectáculo? A los principios, a las amistades…
R.–Pues, mira, la verdad es con este espectáculo el recorrido que hacemos celebra los 25 años de la compañía, por lo tanto tiene presente muchos momentos de hace mucho tiempo. Miramos la evolución que hemos tenido durante estos 25 años. Hay una parte que, por supuesto, está dedicada al maestro y tenemos la suerte de celebrar nuestros 25 años en homenaje a alguien que significa tanto para la música, para el flamenco y para mí, personalmente, que he tenido la suerte de tener una cercanía con él. Su amistad, sus consejos…
Entonces, hay una mezcla. Hemos partido el espectáculo en cuatro partes en las que están los mil detalles de Paco, pero algunos coinciden con los propios. La primera parte va dedicada a la tradición. La segunda está dedicada a la tierra y encima, pues sí, somos gaditanos y tenemos un amor inmenso no solamente por el flamenco, sino también por el mar y por la tierra.
P.–Un territorio común.
R.–Exactamente. Y después, a la muerte le dedicamos la tercera parte, y es un poco también por la aceptación de perder a un ser querido, del dolor y la rabia que tienes, pero también el aceptar que las personas se tienen que ir y no tenemos por qué recordarlas siempre con rabia y con sufrimiento, sino también con agradecimiento por haberlas tenido en tu vida y por todo lo que te han dado. Y volar, que es la cuarta, es el remate, es la manera que tenemos de celebrar la vida a través de los sentimientos y a través del baile y de la música, que es nuestra forma de compartir esta celebración.
Por lo tanto, es verdad que hay momentos, que recuerdas muchas cosas de siempre pero, también, es muy importante verlo desde el punto de vista de hoy día porque realmente las cosas se superan y evolucionan.
Después, es muy importante el agradecimiento. Pienso que si yo no tuviera esta necesidad de agradecerle al maestro todo lo que nos ha dado, y lo que nos sigue dando, no hubiera sido nunca capaz de dedicarle nada; siempre hubiera querido bailar mejor y hacer algo más grande, más grande, más grande para el maestro. Sin embargo, el agradecimiento en este sentido ha sido muy bonito porque nos mostramos tal y como somos, con todo el cariño, con todo el respeto y dándole las gracias desde poder coreografiar su música hasta el salto tan importante que ha tenido Keko Baldomero de hacer una música dedicada a un maestro tan grande.
P.–Llama la atención, al menos a mí, el orden de los cuatro actos de la obra, de manera que la muerte sea el tercero pero no, como suele ser habitual en tantas propuestas artísticas, el último. No sé si tiene que ver con ese sentido positivo del que me habla.
R.–Exacto, exacto. La muerte acaba con una esperanza. Aprendemos de ellos; y digo ellos porque en la parte de la muerte yo tengo muy presente al maestro pero también a mi padre, que ha sido relativamente reciente. Ya le dedicamos Alma, y hay partes de Alma en este Vuela. Y es así, los espectáculos suelen acabar en la muerte y aquí acaba en la celebración y en el agradecimiento, en el orgullo de haber vivido situaciones tan importantes y tan bonitas. El agradecimiento al público porque se trata de una compañía privada que se mantiene del público, y nunca tendré palabras suficientes para agredecérselo. Por eso, creo que hay una vuelta más en este espectáculo, que es por lo que hemos evolucionado, lo que hemos aprendido a partir de todos estos años.
P.–Hay en ‘Vuela’ hasta diez palos flamencos, hay copla, hay canción, hay violín, hay chelo… Parece todo muy ecléctico, mucha fusión. No sé si hay en eso también un cierto homenaje a Paco. Como si quisiera traspasar las fronteras del flamenco, en caso de que las tuviera…
R.–Creo, sinceramente, que el maestro ya hizo todo, ya cruzó todo. Yo sí pienso que el flamenco no sabe de fronteras, considero que no tiene pasaporte, que va directo al corazón. Por otro lado, claro que las tiene porque tiene sus raíces, su tradición y sabemos de lo que estamos hablando, y un palo de flamenco es un palo de flamenco siempre. Ahora, tú le puedes dar un tono más contemporáneo, un tono más tradicional, pero realmente bailar por soleás es bailar por soléas y bailar por alegrías es bailar por alegrías.
Cuando Keko y yo hablábamos de hacer esta obra, siempre pensábamos en colores diferentes de música. En este caso, por ejemplo está Matías López, el Mati, y está May Fernández. Y en mi compañía, últimamente, no suele haber voces femeninas. En los últimos años han sido muchos cantaores; por supuesto que ha habido cantaoras, pero en otros momentos; me acuerdo de Juana la loca. Ahora hemos querido recordar al maestro de verdad, pensando qué estilo y qué forma le gustarían al maestro, pensamos en qué elegiría él. En este caso, hay una minera con el chelo que es una belleza, que la canta Mati, que es preciosa. Y todo está basado en algo, no hay nada gratuito, todo tiene un detalle para el maestro y un detalle para nuestros 25 años, para esta evolución.
Tanto los músicos, como el cuerpo de baile, como la iluminación, que es bestial y que está en torno a las seis cuerdas: la verdad es que Óscar Gómez de los Reyes ha hecho un trabajo que es una pasada. Por eso digo que tiene momentos que me recuerdan a momentos de mi compañía, pero, sin embargo, con la evolución del paso de los años en que lo vuelves a hacer de una manera diferente. Igual el vestuario, que tiene el sello de la compañía y de la forma de hacer las cosas, pero siempre intentando dar un pasito más. Hay muchos detalles referidos a Cádiz, al maestro, al mar, a lo que nos gusta, a mi forma de mover los vestidos… Y todo está hecho a propósito; la parte de improvisación, sin la que el flamenco estaría cojo, la tiene dentro de un orden, dentro de un esqueleto muy formado y muy hecho, y con mucha búsqueda de compartirla con el público.
P.–Ahora que esta obra recupera la memoria de Paco de Lucía, viene bien recordar que el Ayuntamiento de Cádiz está apostando por recuperar la figura de otro músico gaditano, de Manuel de Falla. Seguro que Sara ha bailado su música alguna vez, pero no sé si habría algún resquicio, alguna posibilidad, de que Sara Baras trabajara a partir de la música de Falla, tan llena de raíces flamenca y populares.
R.–Sí, he tenido esa suerte. Cuando hicimos ‘Baras Carreras’, con el tenor Josep Carreras y eran compositores españoles, entre ellos Falla, con tres temas suyos. Falla es para nosotros algo de nuestra tierra, lo he bailado muchas veces pero siempre creo que lo puedo volver a bailar otra vez porque es algo que en mi baile ya va; va Paco, va Falla… En mi forma de bailar está Cádiz, creo que se me nota mucho la tierra y la influencia de los artistas. Es algo que forma parte de nuestra vida, de nuestra forma.
Me parece precioso todo lo que se está haciendo con Falla, y ahora que me lo dices, sería superbonito volver a retomar algo. Lo he bailado muchas veces, pero sería bonito… Está muy bien que me lo digas, me lo apunto (ríe).
P.–He leído que la compañía ha alcanzado ya las 5.000 funciones. ¿Se acuerda de la primera?
R.–Sí, perfectamente. Recuerdo estar sentada en el escalón de fuera del teatro y ver aparecer el camión que traía el suelo, las luces, el vestuario… ¡Buah! Me acuerdo de llorar; por un lado ilusionadísima y por otro lado, asustada. Sin embargo, no tengo más que palabras positivas y bonitas, y le doy las gracias a todas las personas que me han ayudado. Ser una compañía privada tan grande y mantenernos tanto tiempo, y representar algo tan nuestro por medio mundo, es algo que me llena de emoción.
P.–Una última reflexión: cuando le dieron el Premio Joly de Diario de Cádiz, las personas que estaban entre el público destacaban muchas cosas, pero una de ellas era el mérito de haber sido una mujer emprendedora con compañía propia. No sé si esto ha tenido doble valor.
R.–Han pasado ya 25 años, y aquello era otro momento. Es verdad que era como muy valiente. Estábamos, y el flamenco más, en manos de hombres, la mayoría de los artistas eran hombres, es verdad. Ha habido muchas artistas mujeres que han sido alucinantes, pero es verdad que de pronto la jefa sea una mujer…
Sin embargo, lo bonito de nuestra generación es que nunca nos hemos valorado por el género, nos hemos valorado por cómo somos como artistas, como personas, como profesionales y, en ese sentido, el equipo es bestial. Por ejemplo, con una de las chicas de la compañía que está desde el principio, que es Chula García y que lleva a mi lado 30 años; hemos hecho una familia. Sergio Sarmiento, que es el director técnico, lleva conmigo desde el principio, y después hay una parte familiar que también está. Por ejemplo, mi hermana Triqui, que siempre está a mi lado y aquel premio lo compartí con ella. Hemos sido como una familia. Sobre todo, me siento muy orgullosa como mujer y, sobre todo, como trabajadora. No hemos parado, no hemos bajado la guardia nunca. Y considero que tengo un antes y un después desde el momento en el que mi nombre significa que puedo ayudar a alguien que lo necesita, y ahí ha habido dos o tres pilares en mi vida profesional. Y no he notado la diferencia por ser mujer. Lo que siempre he dicho a quien entraba en la compañía ha sido: “Por favor, no soporto que te ahorres gotas de sudor”. Aquí vamos a entregar el cien por cien independientemente de ser mujer u hombre, y eso es lo que creo que se ha conseguido en esta compañía.
Diario de Cádiz – Cádiz